jueves, 17 de enero de 2008

Grandes Héroes prusianos: Hoy, Herr Finlay



Cada nación tiene sus grandes héroes, hombres y mujeres dignos de monumentos y cantos, aquellos sobre los que los abuelos relatan leyendas que atentos escuchan sus nietos, aquellos cuya grandeza y nobleza les hicieron merecedores del respeto y la admiración de sus enemigos; El Rey Arturo, Luke Skywalker, El Cid, Hitler, Juana de Arco o A.C Slater son solo un pequeño ejemplo ilustrativo.

Nuestra nación, cuna de grandes leyendas, guarda con especial orgullo el nombre de su más brillante héroe: Herr Finlay.

Nacido en 1898 en “Das kleine Irland” (La pequeña Irlanda), la más importante colonia irlandesa de Prusia, sufrió desde pequeño el rechazo de la sociedad nativa que ridiculizaba una religión que no entendía: Según el credo de Finlay y los suyos, el verdadero nombre de Jesús había sido Trebor, el cual procedía de la estirpe de los McAlee y había muerto de en el Condado de Wicklow devorado por cabras, la más cruel pena que se imponía a los criminales en dicho lugar.

Tras una caliente adolescencia como granjero de monos, animal que ocupaba por aquel entonces el sitio de la moderna oveja, decidió escuchar la llamada del ejercito prusiano que reclutaba efectivos contra la inminente ofensiva boliviano. De ese modo, arriesgo su vida para defender una tierra que, si bien, nunca le había aceptado, amaba con todo su corazón.

Destinado en la División Antiarea, Herr Finlay sufrió en sus propias carnes durante tres duras semanas los bombardeos de los potentes cazas Bolivianos contra la que nada podían hacer las baterías prusianas. Fue una noche, en la Taberna Jarten & Pretzle, donde, mientras saboreaba la ración diaria de Velero que le asignaba el ejercito comenzó a reflexionar sobre el rechazo que debía soportar día tras día por el hecho de ser diferente. Precisamente esta idea, se convirtió en el germen de su plan, plan que le permitió a Prusia destrozar las fuerzas areas bolivianas. Los enanos prusianos, que al igual que el, sufrían el rechazo y la marginación de toda la sociedad, serían los artífices de la victoria: La munición de las baterías antiareas sería sustituida por enanos atados con misil y un ala delta, que de ese modo, podrían rectificar su trayectoria en pleno vuelo e impactar fácilmente en el objetivo: Morirían, pero su hazaña les haría inmortales.

Aunque horas antes de iniciar el ataque, un alto mando, movido probablemente por su falta de confianza en los enanos, propuso sustituirlos por monos adiestrados,más abundantes y baratos , Herr Finlay, como un auténtico héroe, se opuso a que la más brillante página de la historia de la gente pequeña fuera sustituida por los garabatos de sucios chimpancés.


Dios y la Patria lo tengan en su gloria

2 comentarios:

El Etrusco dijo...

Un rapido apunte; Tom McNamara tambien cita a Herr Finlay en su libro "Heroes o pintamonas", aunque habla de el con la condescendencia que solo un escoces puede mostrar ante un "Leprechaun de mierda", como a ellos se refiere el autor. Muy recomendable obra, con licencia Creative Commons.

George Lapitta dijo...

Creo que la idea de usar leprechauns para bombardear ciudades ya se le había ocurrido a Leonardo Da Vinci antes... ¿no están hartos de escuchar que a Da Vinci se le ocurrió todo a el primero? ¿que había antes de Da Vinci? ¿Da Vinci? que se vaya a chuparla con el bajo caliche que tiene!

P.D.: Heil Finley!