miércoles, 3 de septiembre de 2008

La decadencia de Prusia

"Prusia vivió tiempos mejores" escribió el poeta Sghuram en su lecho de muerte. Eso fué cuando la reforma no consiguió la consistencia esperada. El invierno había llegado, tras la última guerra, porvocada en una época de esplendor, la patria había sido sumida en la mas perfecta debacle. Los golpistas triunfadores atenazaban las calles bañadas por las secas aguas del río Vel Hero, que entre tantas batallas batallas que presenció, la más cruel fué esta última.
Bajo el gobierno del dictador Poncho se reunían, ocultos en las antiguas catacumbas subterraneas de la época de la primera guerra, poetas, intelectuales y fumetas enfadados por la prohibición, especulaban contra la nueva tiranía establecida.
Fué entonces cuando surgió, de entre los escombros de aquello que antaño fué una gran nación, un hombre cuyo nombre es digno de recordar. Podría decirse que un héroe, pero no. Aprovechando la situación montó un gran ejército en la sombra financiado por la gran fortuna obtenida a traves del comercio de marijuana.
(estoy aburrido de esta historia, se esta poniendo demasiado seria. al carajo)

lunes, 21 de abril de 2008

Grandes músicos prusianos. Hoy: Holly Monken y Gabriela “Pipa” Rijks

En un momento de la historia en el que el canto gregoriano y la música popular conocida como “Farfarren” eran el único placer auditivo de este gran pueblo, Holly Monken y Gabriela Rijks abrieron el camino hacia lo que luego que luego sería una de las culturas musicales mas influyentes, predecesora de prácticamente toda la música que se escucha hoy en día, excluyendo el Chill-Out, siempre.

Ambos nacieron en Pokpotekeschumalen, una pequeña villa al norte de Prusia. Lo rimbombante de su nombre no casaba en absoluto con el espíritu de su población, sobrio y conservador. Curiosamente en un ático de esta pequeña villa paso sus últimos días Herr Finlay, antes de que la polio lo mandara “al otro pub” (creencia popular irlandesa).

El primer encuentro entre los dos músicos se produjo en circunstancias un tanto extrañas: Holly Monken trabajaba como cazarrecompensas para un cacique prusiano exportador de hinojo, una de las principales fuentes de ingresos de la época, y que obviamente la mafia acabo tomando como suya. En uno de los trabajos encomendados, Holly tenia que infiltrarse en la mansión de Mathias Rijks (popular capo de la época) y asesinarlo a el y a su dama de llaves, de la que se decía que manejaba las cuentas de Mathias. Holly Monken tenía 17 años.

Al colarse en la mansión de madrugada, Gabriela (la hija del capo) lo sorprendió en la cocina. Holly Monken le explicó con el descaro de un muchacho de su edad que era el nuevo cocinero, y tenia que preparar el desayuno imperial del día siguiente. Afortunadamente su madre le había enseñado a cocinar una receta ancestral de huevos con panceta al vodka, y el muchacho se sirvió de los enseres de la cocina para dejar el desayuno listo. Gabriela quedo prendada ante el desparpajo del chico, y lo invitó a subir a su habitación para mostrarle sus habilidades, en este caso con el piano. Nadie sabe con certeza lo que paso aquella noche, pero al día siguiente ambos desaparecieron, y no se volvería a saber de ellos hasta 7 años mas tarde.

Fue un soleado día de Junio. En una pequeña sala de Cracovia lucia un cartel a la entrada: “Holly Monken y Pipa Rijks en concierto, hoy a las 21:00”. Se vendieron 12 entradas.

Holly Monken, que preveía la poca afluencia de público, se había agenciado 16 gramos de “Kotchsmir” (uno de los más populares alucinógenos de la época, que se tomaba por vía oral) y no dudó en repartirlos entre los pocos asistentes a su concierto. Sin el menor reparo, el músico se comió otro pedazo de “Kotchsmir” y sacó de la funda su xilófono. Gabriela hizo lo propio, y extrajo de un estuche de madera sus “Tuskan”, un instrumento similar a las maracas que ya había perdido su popularidad en Prusia.

Las luces se apagaron y Holly Monken y Gabriela “Pipa” Rijks empezaron a escribir la historia de la música contemporánea.

viernes, 11 de abril de 2008

Perro flaco

Llueve, no para de llover, el agua entra por la cristalera.
A lo lejos luces y ruidos una ciudad en feria...
Vuelves a casa, como no empapado. El agua te ha calado...
Pero bueno... entras en el salón, nada como un buen butacón.
Entre el estruendo del fuerte viento y la lluvia algo parece destacar, un ladrido sale de lo más profundo de un perro callejero, flaco, callejero.
Aulla sin parar mientras lucha sin parar contra las inclemencias del temporal...
Derrepente silencio, parece que ha dejado de tronar.
De aquel perro no supe nunca más, quizas encontro un lugar mejor donde "perrear".

miércoles, 9 de abril de 2008

Seminario de Historia Antigua de Prusia

Cuenta la leyenda que durante la primera gran guerra prusiana, allá por los tiempos en los que se disputaban el terreno diversas tribus; cuando los grandes clanes Polluts, Calichs, y Grifins ocupaban respectivamente el norte, el sur y el suroeste, durante los tiempos en los que los ataques a las fronteras se hacian dia si, dia tambien; hubo un hombre que destacó por su destreza en el manejo de la empanada. Por aquel entonces, como saben los estudiosos de la historia prusiana, la empanada era el arma principal del ejercito de los Calichs, gracias al buen uso que supieron darle acabaron en menos de un año con el clan de los Polluts tras la batalla río Vell Hero. En el texto mas antiguo hasta el momento recuperado de el historiador de la Prusia antigua Pesc Ha en el que relata la batalla (solo se conserva un fragmento) exclama vehemente en el segundo papiro "...y llegaron cruelmente y sin un ápice de piedad armados con sagazes empanadas comandados por el general Speefd Calichs II, descendiente del difunto rey Coque Calichs IV, y arrasaron con toda la ciudad como si nunca mas el río volvera a tener agua. Sus ávidas empanadas hicieron ....", el resto del relato no se conserva.

El proyecto caniche


y cuando vio lo que su sueño había provocado, arranco sus ojos utilizando la dorada mano de mono que había recibido como condecoración por una meritoria campaña en el Palatinado. (Extracto de las Cronicas de Odon II, Editorial La Cometa)

Odon II, hoy recordado como el más guerrero de los monarcas prusianos, siempre intentó dirigir los designios de su pueblo con la mayor dignidad posible. Por eso, cuando en las calles de París y Londres se comenzó a vociferar que en Prusia, perros ataviados con tutú abarrotaban el Staatsballett de Berlin , que eran monos con brillantes mocasines los que discutían en el parlamento y que cien lemuridos laureados eran la flor y nata de la fuerza armada; no tuvo más remedio que tomar cartas en el asunto e iniciar la que sería conocida como “Der Krieg der durch Bodenssatz des Affen beschmutzten Ehre” (Guerra del Honor manchado por heces de mono)

Los rumores y las habladurías se habían originado cuando las celosas autoridades inglesas y francesas intentaron desprestigiar el revolucionario plan que meses antes había iniciado la administración prusiana. El que hoy conocemos como “proyecto caniche” y que fue pionero en el uso científico de animales (ver “La era dorada de los monos espaciales”) se basaba en la búsqueda de la optimización de las características innatas del animal para su aprovechamiento humano. Las palabras del jefe de este proyecto, el Profesor Von Choto (1607-1615), resultan muy esclarecedoras: “El hombre siempre ha vivido en comunión con el animal; se traslada con el caballo, se come al cochino y se acuesta con la oveja. La evolución que alcanzará el hombre se halla exponencialmente unida a la cantidad de especies de las que puede conseguir provecho (…) en el siglo XX, los monos limpiaran nuestras aceras, los perros regarán nuestros campos y los ratones manejaran complicadas armas de fuego”.

Miles de pequeños cochinos, gatos, perretes, cabras y un sinfín de especies fueron internadas y adiestradas durante años en las enormes instalaciones que se habían construidos al uso, para ello, se requirió una inversión sin precedentes en la época. Pasados cinco años, y cuando el programa parecía ser un éxito total, un caniche que formaba parte de un grupo que era adiestrado para diseñar divertidas montañas rusas, se reveló frente a su mentor humano y le arranco el rostro: El pabellón enteró se sumo a la rebelión y horas después, catorce millones de animales adiestrados tomaban la ciudad- granja causando una violenta masacre como jamás ha sufrido el hombre. Horas después ,mediante sus interlocutores (periquitos) los sublevados hicieron saber al gobierno prusiano que su objetivo era tomar Berlín y posteriormente, iniciar la revolución animal.

Tras una dura campaña (de la que se darán detalles en otra entrega) que se prolongó durante siete meses, el gran ejercito prusiano consiguió doblegar a la frustrada revolución; no hubo prisioneros, nunca llegaron a ser mascotas, alimento en los estómagos prusianos, calientes abrigos o fetichistas fustas y pantalones de cuero, todos los animales fueron completamente aniquilados y el proyecto completamente archivado.

martes, 8 de abril de 2008

Llueve en Triana

LLueve en Triana. En uno de los muchos edificios que se alzan a orillas del guadalquivir hay un piso. Alli suenan unos acordes lentos de Thin Lizzy que preceden al resto de una cancion acelerada. Se fuma, dos individuos, uno negro con pelo a lo afro y patillas, otro blanco con pelo largo, juegan al Pro con devoción. Otro individuo, con barba y cara de gato, describe la situación. Resulta extraña la ausencia de un perro que siempre anda tirado por el suelo o dando la brasa. "I´m just a cowboy" dice el estribillo, y luego de nuevo esa coletilla del cantante tan conocida en esta zona; "we need you´r helps in hands".
Termina la cancion y empieza a sonar una version de "the house of the rising sun" que está de puta madre, por el mismo grupo. "hay una casa en Michigan". Es la feria de sevilla y la cosa esta tranquila en el lugar. Comentarios, "se juega divertido", "buen partido", y cosas del estilo por parte de los jugadores. En el fondo este juego debería esconderse por un tiempo, abriría un gran elenco de posibilidades factuales para matar la tarde. Pero no, la costumbre es la costumbre y el hábito justifica toda dejadez; o eso parece.
Ahora suena Bob Dylan, Huracan carter, cancion que esta bastante guapa, pero que dura mucho y siempre es igual. No importa, es Bob Dylan.

miércoles, 2 de abril de 2008

la tragedia de un fumador que se pierdió en una isla con dos cigarrillos parlantes. Capitulo I

Pete era un tipo que solía fumar algo mas de un paquete de tabaco al día. Al despertar de la modorra provocada por el golpe que se dió cuando se estrelló el avión, despues de andar un rato tambaleandose mientras recobraba el sentido, no imaginó encontrarse con aquel panorama. Esa misma tarde los dos cigarrillos parlantes y él, únicos supervivientes al accidente, se habían hecho grandes amigos, entre charlas se habían comentado largos capitulos de su vida mientras aguardaban la ilusión de ser rescadados en breve, una bengala y algo de suerte harían todo el trabajo. Al llegar la noche las ilusiones se habían disipado y llegó el momento de la supervivencia, recogieron unos cocos, montaron un campamento con bastante bajo caliche y se hecharon a dormir frente a una fogata. Quizás fué una de las costumbres de Pete la que le jodió el sueño, no se había fumado su cigarrillo de antes de dormir y eso le dejó en vela. La ausencia de tabaco sin vida guió su deseo a los presentes que dormían con tranquilidad junto a un fuego que en un simple movimiento podía guiarlos a una calada mortifera que terminaría consumiendolos de principio a chusta. Que deliciosos estarian esos pobres cigarrillos, inocentes duermen sin pensar que unos pulmones les observan deseosos de ser envenenados por su humo. Pero no, se habían convertido en sus amigos, Pete no podia hacerles eso. ¿una sola calada y apagarlo? Se sintió mal cuando ese pensamiento paso por su cabeza. El mono no podia hacerle perder los nervios, se dió la vuelta y se durmió como pudo.
Pero cuando peor lo iva a pasa sería en el momento en que se despertase. Ah! el primer cigarrillo del día. Los pitillos parlantes, que se llamaban Cigarretten y Pitillesco, ambos de la familia Chesterfield; se habían levantado temprano para recojer leña y habían empezado a hacer un buen fuego en la playa de la isla. Pete los observó y viendo como las llamas se acercaba mas al objeto de su deseo, no pudo resistir la ansiedad y soltó un grito que aterro a los cigarrillos ...

CONTINUARÁ

martes, 26 de febrero de 2008

La historia de Gianluca Kosowsky (Tomo 1)

El napolitano que introdujo la “pizza calicciosa” en Prusia no fue, como todos creen, Giovanni Rana. Se llamaba Gianluca Kosowsky y, aunque de padre polaco, era un verdadero patriota italiano. Tanto amaba a su patria que marchó al exilio en Prusia al no aceptar el levantamiento de aranceles contra la importación de pizzas barbacoa por parte del gobierno italiano. Esto parecerá al hombre contemporáneo una vulgar pantomima, pero en aquellos siglos tan revueltos la pizza era la pieza clave de la política exterior de un país.

De ese modo, los italianos sólo habían aceptado hasta entonces tres sabores de pizza “la margarita”, la famosa “pizza di ron velero” (también llamada “il bocata di mendigo”) y la “pizza di emme” (cuyo ingrediente secreto aún se desconocía). Este alarde de patriotismo culinario tuvo su cénit en las guerras contra el Gran Ducado de Pollutia, y la producción nacional de pizzas sufrió un retroceso a consecuencia del casi total empleo de la industria pesada en la fabricación de armamento. Entonces Estados Unidos, joven nación pero con el sabor a barbacoa recogido en la Bill of Rigths de 1776, se aprovechó de la escasez y presionó duramente al gobierno de Poncho DaMarco para que levantara los aranceles impuestos sobre su prágmatico, pero a la vez delicioso, sabor a barbacoa.

Presionado, a sus 98 años de edad y con el ala radical del partido tramando un atentado contra su persona, el viejo Poncho DaMarco firmó el pacto con los americanos (pacto que popularmente sería conocido como “la sentenza di Ponccio”). Esto por supuesto levanto una gran polémica a lo largo de todo el país, y muchas personas, como Gianluca Kosowsky, tomaron la vía del exilio, llevándose consigo sus herramientas de cocina y su buen hacer pizzero.

El panorama político en la Prusia que se encontró Kosowsky era desolador, la única variedad de pizza existente era la oficial del gobierno: la odiada “pizza rabiden” (que Voltaire denominaría posteriormente “la vergüenza prusiana” en su libro Pizza et politique exterieur). El resto de sabores y condimentos estaban prohíbidos. Pero no tardó Kosowsky en desafiar al gobierno de Lord Cochón y su malvado ministro Vincent Tarradellas (propietario de la fabrica de pizzas sabor rabiden Casa Tarradellas). Abrió el mítico Restaurante Caliccioso, en referencia a su equipo de fútbol preferido, el Real Betis Balompié, y no tardó en servir pizzas al estilo italiano desde la más oscura clandestinidad.

La fama del simpático napolitano llegó a oídos del malvado Tarradellas, que puso en marcha una serie de medidas proteccionistas (recogidas de forma brillante en el libro de McNamara, Tarradellas: Una, grande y con extra de queso), entre ellas la creación de un organismo censor, el Alto Tribunal de la Pizza. Este auténtico sindicato vertical, formado por representantes del clero, miembros de la poderosa familia Tarradellas y la confederación de artesanos pizzeros, se dedicaría en cuerpo y alma a destruir cualquier vestigio de libre expresión pizzera. Gianluca Kosowsky ya era un prusiano más, amaba a Prusia y pretendía plantar cara a Tarradellas, a su amo Lord Cochón, al Alto Tribunal y sobre todo al Sabor Único. Continuará.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Las Andanzas de Peter McFarradan

(Lo que sigue es un breve texto compuesto por Un Tio Cabal, George Lapita y Arcadio Pantanni durante la época dorada de los ríos de ron y tinto. Lo encontré en los archivos de la Biblioteca de Prusia y me tomé la libertad de publicarlo para que no se perdiera en el olvido)

Un caluroso día de verano Peter McFarradan pensó que se le apetecía una deliciosa granizada. Por aquel entonces solía pulular todas las tardes por los jardines que descansaban frente a la casa del viejo Mathew; bueno, por lo que quedaba de ellos tras el paso de jóvenes que alquilaban gratuitamente la estancia para pasar la tarde entre litronas y porros; los parques no suelen resistir mucho tiempo a las juergas juveniles, que casi siempre degradan dando paso a convertirlos en habitáculo de yonkis y desheredados. Peter McFarradan siempre había sido un purista, todas las tardes gustaba de tomar su café con lo que el solía llamar el delicado toque de tennesse, es decir, dos partes de bourbon por una de café, estas actitudes juveniles le hacían sentir como si un puñado de gorilas se revolvieran y festejaran por sus entrañas.
Pero habia algo que el bueno de Pete no soportaba en su escrupulosa rutina, encontrarse con Ulises Troyan, un autentico bellaco de medio pelo que había servido con él en el mismo regimiento de zapadores reales allá por los tiempos de la gran guerra, Ulises era la persona del mundo que menos quería ver ese inocente 17 de julio. Durante aquel infierno Ulises habría podido fingir camaradería incluso con el mismísimo diablo con tal de sobrevivir; y también a éste se hubiera atrevido a robarle su ración diaria de gachas; lo único que daban de comer a lo largo de semanas al pelotón número doce de la compañía Strangber, nadie hubiera sospechado que la escasez de alimentos se trataba de la hambruna y el egoísmo del suboficial, todos creían que era cosa de las ratas; lo peor fue tras el último bombardeo, en el que el resto de los compañeros perdieron la vida y McFarradan tuvo que aguantar un mes entero perdido en la espesura de la selva junto a ese gañán. "Ulises, que bajisimo caliche", musitó Pete hacia sus adentros al ver como el tullido de Troyan se acercaba hacia él.
Ulises, un gran amante del arte de lo hortera –o la clase cómo el siempre se refería a su peculiar forma de vestir- llevaba puesto ese día un sombrero verde con dos grandes plumas de faisán a los lados.
-"¡Que pasa Pete!, ya no te acuerdas de tu viejo camarada";
-"Señor"- repondió Peter con la educación que le caracterizaba, pensando al mismo tiempo "¡carajo, que poca clase".
La media sonrisa de su antiguo "camarada" despertaba cierta sensación de odio en Peter, mostraba su desprecio en una ironía expresada en su mirada, el intercambio de palabras le trajo viejos y dolorosos recuerdos de los tres meses que pasó hundido en la miseria de un campo de prisioneros, el sargento Troyan logro escapar a las garras de aquellos superhombres, pero no salió ileso, perdió un brazo, y un compañero. La muerte de Seymour Barbarian no le supuso demasiado dolor, eran paisanos, los dos se habían criado en el mismo pueblo, al sur de Conectica; Troyan solo pensaba en como consolar a la desolada y vulnerable mujer de Barbarian.
"Tienes dos dólares para un café" –dijo Ulises-
"Los mismos dos dólares que robaste de la chaqueta del cuerpo frío y muerto de Seymour"
"No me lo eches en cara, soy un patriota"
En el fondo a Troyan jamás le había importado la vida de su compañero, es mas, para él era preferible que hubiera muerto, así tendría una buena excusa para consolar a su mujer y con ello el camino abierto a tirársela que era lo que realmente importaba; también le sirvió como pretexto para ser condecorado y ascendido a teniente para deshonra del resto del cuerpo, fue considerado único superviviente en la operación Gamo.
Troyan le producía un cierto escalofrío a Pete, no sabía cúal era el motivo exacto, era más grande, más fuerte y sabía que Troyan, haciendo honor a su moto "sucia rata cobarde con sombrero de copa" con el cuál le había bautizado el pelotón, le tenía un enorme miedo; Pete ya no quería tomarse una granizada: Ahora sentía frio.
Ulises finalmente dio por perdidos esos dos dólares y prosiguió su camino tras una breve inclinación de sombrero, podría llegar a pensarse que Pete ya se había quedado tranquilo pero nada más lejos, su sangre hervía y su preciado bigote perdió unos cuantos cabellos. Era lo que Pete solía llamar un día de perros.
Se quedó un rato de pié, pensando, la última persona con la que deseaba toparse se acababa de cruzar en su camino compartiendo con él unas tensas palabras; en ese momento y sin saber porque recordó a su ex mujer, la imagen de su cara apareció de repente en su cabeza, tratando de olvidar la dura imagen que se le había presentado supliendo al nefasto encuentro miró al frente y siguió caminando; justo entonces la figura del viejo Mathew apareció frente a él, estaba sentado en un banco, con la cabeza baja y chupando un mondadientes con insistencia; por aquel entonces estaba dejando de fumar.
El viejo Mathew era una sombra de lo que había sido años atrás, ultimamente se contentaba con poder ojear un poco de porno.



Capitulo II
Al despertar de la mañana siguiente a su encuentro Pete había tenido un mal sueño en el que un perrete con la cara de su viejo camarada le perseguía babeando por unos acantilados bajo los que rompían olas de café granizado y bourbon; se levanto de la cama sudoroso, y entonces recordó que era martes y esa noche tocaba partida de poker en la mansión del señor Speef; se reuniría, como llevaba haciendo desde unos meses atrás, rodeado de humo y alrededor de una mesa cubierta de copas, cartas y fichas, y también algo de marijuana, con el viejo Mathew, Mr. Speef, y el ex general Mutombo; a los cuatro veteranos excombatientes ya solo le quedaba como diversión el juego y la apuesta, pero esa noche tendría un toque especial, el ex general llevaría a la mesa a su hermano Balumba, recién llegado del Congo. Para hacernos una imagen mental de Balumba, deberíamos de imaginarnos a un gigantesco gorila con mocasines y traje italianos y un puro cubano entre los dientes; había echo una enorme fortuna con el comercio de diamantes y se intentaba asegurar de que todo el mundo fuera consciente de ello.

martes, 12 de febrero de 2008

Clásicos del teatro Prusiano: Veleria bajo el navocho


Veleria bajo el navocho es una opera del genial Giussepe "il ebrio" DiMarisco. En su origen fue escrita para el tenor Antonnio DaMarco, pero fue convertida en prosa tras su fallecimiento. Los personajes, El Cabildo de Veleria y Emerson Shimigami, buscan sellar un controvertido acuerdo comercial durante el duro invierno prusiano.

Cabildo:
¡Ciudadanos de Veleria!, Dios nos pone a prueba en la hora más aciaga para nuestro pueblo. El mar está sellado por la nieve y no somos capaces de romper el helado cerco ni tan siquiera con la real marina prusiana. Si no exportamos nuestro delicado licor por Europa, más de la mitad de su población morirá de tristeza... ¡Veleria anda bajo el navocho!.

Emerson Shimigami: Conozco a un marino intrépido, llamado Poncho, y aunque es un perro y ni siquiera sabe navegar, ¡pienso que es mejor enviar a un vulgar chucho que a un patricio de Veleria!

Cabildo: sea pues la voluntad de este tipo que ni siquiera conozco.

El resto de capítulos fueron misteriosamente arrancados de la encuadernación original y única que existía. Se cree que fueron destruidos con intencionalidad en un ridículo intento de borrar un vergonzoso episodio de la historia de Veleria. Lo único que sabemos con certeza es que desde entonces el Ron Velero se fabrica en Getafe. Del perro Poncho sólo conocemos lo que cuenta la leyenda...

viernes, 18 de enero de 2008

Prusia on tour 2008

El próximo 26-27 de junio del 2008 se celebrara en la gran explanada anti-quechua de la céntrica ciudad de Lothar situada al sur-este de Prusia el gran acontecimiento del año: PRUSIA ON TOUR 2008. Por ahora solo podemos adelantar algunas de las actuaciones más bizarras que surgirán de la unión de varios artistas de renombre:

-Unplugged de Calamorro con una balalaika.
-Los Poison & Kiko Poison.
-La niña de la puebla vs Bruce Dickinson.
-Joselito acompañado a la Orquesta Nacional El Puño de Prusia.
-Black gold (con su nuevo batería Herr Finley)

Por ahora no podemos confirman mas grupos, Manténgase al loro molón!

jueves, 17 de enero de 2008

Grandes Héroes prusianos: Hoy, Herr Finlay



Cada nación tiene sus grandes héroes, hombres y mujeres dignos de monumentos y cantos, aquellos sobre los que los abuelos relatan leyendas que atentos escuchan sus nietos, aquellos cuya grandeza y nobleza les hicieron merecedores del respeto y la admiración de sus enemigos; El Rey Arturo, Luke Skywalker, El Cid, Hitler, Juana de Arco o A.C Slater son solo un pequeño ejemplo ilustrativo.

Nuestra nación, cuna de grandes leyendas, guarda con especial orgullo el nombre de su más brillante héroe: Herr Finlay.

Nacido en 1898 en “Das kleine Irland” (La pequeña Irlanda), la más importante colonia irlandesa de Prusia, sufrió desde pequeño el rechazo de la sociedad nativa que ridiculizaba una religión que no entendía: Según el credo de Finlay y los suyos, el verdadero nombre de Jesús había sido Trebor, el cual procedía de la estirpe de los McAlee y había muerto de en el Condado de Wicklow devorado por cabras, la más cruel pena que se imponía a los criminales en dicho lugar.

Tras una caliente adolescencia como granjero de monos, animal que ocupaba por aquel entonces el sitio de la moderna oveja, decidió escuchar la llamada del ejercito prusiano que reclutaba efectivos contra la inminente ofensiva boliviano. De ese modo, arriesgo su vida para defender una tierra que, si bien, nunca le había aceptado, amaba con todo su corazón.

Destinado en la División Antiarea, Herr Finlay sufrió en sus propias carnes durante tres duras semanas los bombardeos de los potentes cazas Bolivianos contra la que nada podían hacer las baterías prusianas. Fue una noche, en la Taberna Jarten & Pretzle, donde, mientras saboreaba la ración diaria de Velero que le asignaba el ejercito comenzó a reflexionar sobre el rechazo que debía soportar día tras día por el hecho de ser diferente. Precisamente esta idea, se convirtió en el germen de su plan, plan que le permitió a Prusia destrozar las fuerzas areas bolivianas. Los enanos prusianos, que al igual que el, sufrían el rechazo y la marginación de toda la sociedad, serían los artífices de la victoria: La munición de las baterías antiareas sería sustituida por enanos atados con misil y un ala delta, que de ese modo, podrían rectificar su trayectoria en pleno vuelo e impactar fácilmente en el objetivo: Morirían, pero su hazaña les haría inmortales.

Aunque horas antes de iniciar el ataque, un alto mando, movido probablemente por su falta de confianza en los enanos, propuso sustituirlos por monos adiestrados,más abundantes y baratos , Herr Finlay, como un auténtico héroe, se opuso a que la más brillante página de la historia de la gente pequeña fuera sustituida por los garabatos de sucios chimpancés.


Dios y la Patria lo tengan en su gloria

El Reverso Tenebroso de Prusia


Hoy en día las personas cuando piensan en Prusia sólo se imaginan un lugar repleto de alegrías, donde todos los días son sábados, y las bodegas están repletas de grandes barriles de como mínimo un buen ron velero 25 años. Lo que no saben es que en una época remota, este entrañable paraíso estuvo dominado por los Sith.

Los Sith encontraron en Prusia el sitio idóneo para hacer lo que mas les gusta: salir los sábados, no estudiar, mandar a paseo las enseñanzas de Samuel L. Jackson, pulular en paños menores después de un duro duelo a navocho láser... en fin, la buena vida.

El momento álgido de este periodo es cuando el mismísimo emperador, con su fiel compañero de aventuras Darh Vader, fueron a la célebre competición de mus (al estilo de Prusia) que se organiza justo después de la semana del psicotrópico. A esta semana solo sobreviven las personas mas puristas, y justo al terminar se organiza un "tablao flamenco" para festejar por su supervivencia.

Por ahora se sabe poco más sobre las costumbres tribales de estos individuos, ya que tras la desaparición de la tercera estrella de la muerte por parte de Jesucristo, esta gran nación fue perdiendo poco a poco importancia y los sith fueron cediendo el poder. Aún así, hoy día todavía se sospecha de algunos altos mandos por tenencia ilícita de sables láser, por lo que la herencia sigue viva...

miércoles, 16 de enero de 2008

Grandes enemigos de Prusia. Hoy: Bolivia


Ilustrémonos hoy con este extracto del libro de Tom McNamara “Prusia sin tapujos” (publicado en España por Panini), una de sus obras menores aunque no por ello menos recomendable:

“Entre los grandes enemigos con los que contó Prusia durante su excitante y longeva historia, uno de ellos destaca por su valentía frente a lo que era de forma obvia el Mayor Imperio de Todos los Tiempos. Esta fuerza opositora, como muchos sabrán, era Bolivia. Antes de ser cuna de rostros tristes, instrumentos de viento de bajo copete y discusiones en el seno de la FIFA sobre a que altura máxima deben jugarse los partidos; Bolivia fue llamada “el titán de Los Andes” por su poderío tecnológico y militar. Los bolivianos ya disfrutaban de los placeres de Internet por aquel tiempo (siendo Kazaa Lite el cliente P2P estrella), y el GPS campaba a sus anchas por las carreteras de Sucre, llamada así en honor al famoso jugador croata.

El punto clave a nivel militar de la nación eran sus aviones de combate, con la famosa “Armada Quechua”, una potente flota de mas de 300 cazas F-35 que haría las delicias del pueblo boliviano en las campañas por la conquista de Norteamérica y Nueva Zelanda, campañas que, como se explica en mi primer libro “La historia en tomo y medio” fueron coser y cantar. El por aquel entonces virrey de La Paz, Tomaloc Nunchaccu se planteó, después de la ocupación completa del territorio kiwi, atacar a la potencia por excelencia y motivo de esta obra que tienes entre manos, la gran Prusia.

Las crónicas de la época hablan: El pueblo prusiano se echo en pleno a la calle, a celebrar el ataque inminente de una flota que, aunque derrotada de antemano, suponía un cierto reto para los prusianos. El gentío se apoderó de Kopetenplatz, la sidra barata mojaba las calles, jolgorio general, abundantes opiáceos. Precisamente de ese momento histórico proviene uno de los clásicos dichos populares del país: “Si llegan los bolivianos, vente a la plaza, surmano”.

Fue un informador en Viena, nombre en codigo Thor, el que dio las noticias de la aproximación de los cazas bolivianos a la frontera con Austria. Los Prusianos cargaron sus antiaéreos y se prepararon para la masacre.

Según los historiadores de la época, mas de 200 aviones tuvieron que caer antes de que el general general Tomaloc diera la orden de retirada. La division antiaérea había hecho estragos con dos tercios de su flota.

Curiosamente, el acero de estos cazas que quedaron en suelo Prusiano sería usado mas adelante para la construcción del mayor Parque acuático de Europa, "Wasser Sherrich", que haría las delicias de los infantes de la época, adictos a sus famosas pistas blandas. Fotografías de la aquel tiempo muestran como el buen humor y la ironía prusiana les llevo a usar como emblema del parque la propia bandera boliviana.

Pero, ¿qué ocurrió con los cien aviones restantes? Lejos de amilanarse por la derrota, se dirigieron a Nápoles (Italia era aliado de Bolivia por aquel entonces) para el necesario repostaje; y pusieron rumbo a los paises nórdicos, donde continuaron su sangrienta campaña de conquista hasta caer a manos de Finlandia en lo que se denominó popularmente como "La extraña batalla"

Pero eso ya es otra historia..."

viernes, 11 de enero de 2008

Historias de un soldado prusiano (segunda entrega)

... pero los tiempos de las trifulcas habían terminado, Struchem, que indudablemente había sido férreo defensor del patriotismo Prusiano Sureño, se vió obligado a inmiscuirse en una gerra que en el fondo ni le iva ni le venía.Ahora deambulaba solo por una carretera de tierra que en aquel momento se había convertido en lugar de paso para tanques y escuadrones. Tras varias horas d caminata sus ojos se iluminaron al ver que sus plegarias habían sido escuchadas, en ese momento creyó que Dios existía; pero luego se acordo de la época en la que jesuscristo estuvo trapicheando en su país y esa idea se la quitó de la cabeza; a pocos metro un cartel luminoso mostraba las letras que provocaron el jolgorio en el alma pícara del soldado: CLUB.
Los parroquianos de aquella sala en aquel momento eran de lo mas dispar; allí estaban entre otros, para sorpresa de Struchem, el obispo gangoso que la noche anterior bendijo a su compañía, antes de su deserción; El conde Hungsteienlreichenaft, un respetado aristócrata obsesionado con el sado que casualmente fué quien asesino a Westrun, compañero de de aventuras del soldado; Lichonhorft, general de artillería que gastaba un bigote alargado que le llegaba hasta los hombros, y un perro con monóculo que curiosamente Struchem recordaba haber visto actuar en una obra de teatro clásico sobre unos galeses en el caribe. Jugaban a las cartas, fumaban puros, bebían en el mejor ron, que les traía una señorita vestida al gusto del obispo; de niñera con sombrero de copa y máscara de cuero, y apostaban fuerte.
Struchem se les acercó decidido.
- ¿puedo unirme a la timba?
- mge sgfuena tbu cgara - respondió el obispo con extrañeza - ¿Tbu hasb lgunchadbdo en la combagnia gutro bel ofgtabo gbatallón?
Struchem contuvo la risa.- ¡carajo! ¿puedo jugar o no?
- Wooof - dijo el perro con decisión.
pero la cara de sorpresa de Struchem dio a entender que no entendía su idioma.
- Dice que el es la banca - contestó la voz ronca del conde Hungsteienlreichenaft - que cuanto pides en fichas.

jueves, 10 de enero de 2008

Historia prusiana moderna: Tiempos oscuros


No por ser magna, Prusia es inmune, pues hasta el más refinado oro puede perder su brillo cuando un sucio chimpancé lo introduce en su ojete. Así, al igual que el ano de ese mono, el antisemitismo nazi es el más oscuro agujero de la historia prusiana. Pero, ¿Cómo consiguió Hitler hacer crecer un odio tan exacerbado en los corazones prusianos siendo, como son éstos, tan puros y virtuosos? No vamos a hablar aquí de los manidos motivos que siempren utilizan los historiadores, sino de uno que, no por menos conocido, resultó ser menos determinante.

Ocurrió que en el año 1875, Jesucristo, en su tercer advenimiento vino a parar con su fiel discipulo, el ingles Lord Peter (pronunciesé Pita) a tierras prusianas para divulgar la palabra de su Padre. Como todavía no había alcanzado la treintena, fecha para la que preveía que tenía que volver a ser crucificado, era todopoderoso y además, gracias a las virtudes de la ya inventada imprenta y a la experiencia que daban dos advenimientos previos, la labor evangelizadora iba sobre ruedas, decidió probar suerte como monarca prusiano.

Durante su corto reinado, tan solo duro ocho meses, Prusia alcanzo cotas de desarrollo y caliche nunca vistos en su historia, convirtiendose en el más importante y moderno de los estados europeos. Así, Lord Piter como primer ministro, llevo a cabo importantes reformas en todos los ambito sociales y firmó un importante convenio con el Duque del Milanesado, Giussepe La Verga, por el cual Milán se comprometía a compatibilizar la avanzada tecnología de sus gomas nata con las minas de los lapices Staedler. Por su parte, Jesucristo, consiguió disparar en todo Europa las ventas de Ron Velero y pretzels , los más elementales alimentos prusianos, gracias a la firme promesa de que serían estos los alimentos que consumiría en su última cena.

La pronta abdicación de Jesucristo vino motivada por la actitud de la banca prusiana, de la que nunca pudo obtener la financiación que necesitaba, bloqueandose de este modo todo su programa de reformas (incluyendo un proyecto, Operación San Pedro, en el que el ganador obtendría el honor de convertirse en su discipulo). La banca, dominada por las familas prusianas judias, demostrando una impecable coherencia, nunca se reunió con el nuevo monarca, alegando que les era imposible entablar una cita con alguien del que tenían la certeza absoluta de que no existía.

Tras varios intentos fallidos de Jesucristo por acercar las posturas y dos muertes con sus respectivas resurreciones de Lord Piter (se dio con la cabeza en la bañera y recibió una colleja de Jesús); la dupla sagrada abandonó nuestra tierra y encamino sus pasos hacia España, donde vivieron eróticas y emocionantes aventuras, pero eso ya es otra historia.

sábado, 5 de enero de 2008

Historias de un soldado prusiano...

El obispo de Masachuset les dió la bendición antes de saltar a la batalla. Todos los componentes del regimiento aguantaban la risa mientra aquel gangoso hablaba en latín gesticulando cruces con las manos hacia las filas de hombres firmes con fusiles. Atrás del todo, en las últimas columnas de combatientes, un pequeño grupo de insolentes se pasaban la botella de Velero. Struchem no podia aguantar el morazo.
media hora mas tarde se quedaría durmiendo la mona en trincheras mientras el resto disparaban al bando enemigo. Eso fué antes de que callera prisionero, despues de aqullo, juró (aunque luego no cumplió) que jamás volveria a probar el ron.
Al despertar de la soba estaba solo entre cadáveres y heridos de bala. Uno de sus compañeros, que quedó rezagado al borde de la muerte le suplció que le alludara. Pero a Stuchem le caía mal, así que le dejó allí agonizando después de robarle las botas y la munición.
Tenía algo de resaca y estaba harto de esa guerra. No le apetecía luchar, solo quería llenar su garganta con alcohol e irse a putas; la única lucha que de verdad le gustaba eran las trifulcas tabernarias que se montaban en Prusia en los viejos tiempos. Ahora solo les quedaba mucho tiroteo y poco combate cuerpo a cuerpo, y estaba cansado de eso. Asi que decidió desertar, "se acabó el no usar las manos en combate", se dijo; acto seguidó echó a andar en la dirección que sus pasos resacosos guiaban.

El tiempo de las trifulcas:
Hubo un tiempo en el que prusia estaba plagada de truhanes y malechores. La época en que la picaresca reinaba en las ciudades fué la misma en la que las disputas entre Prusia Norte y Prusia Sur estaban en su punto álgido. Por aquel entonces Struchem viajaba de un lado para otro saqueando lo que encontraba con Westrum, su compañero de correrías. Era el tiempo en que la cotización del Velero subió y los precios se dispararon, la peor parte de ese momento historico. Fue entonces cuando su valor superó al del oro; afortunado era quel que poseía una gota del delicioso y delicado licor.
(CONTINUARA)

martes, 1 de enero de 2008

Decisiones...

Sí, esas mismas que te hacen seguir un camino u otro, esas que te ponen en un dilema, una encrucijada la cual tú sólo puedes solucionar...Hay gente que te aconseja, que te advierte pero como he mencionado solamente tú puedes elegir.
Una vez elegida simplemente no te lo cuestiones, nada de: pudo haber sido... o dejó de ser...unicamente queda aquello por lo que obstaste.
¿Fue para bien o no?Sólo el tiempo lo dirá...