miércoles, 9 de abril de 2008

El proyecto caniche


y cuando vio lo que su sueño había provocado, arranco sus ojos utilizando la dorada mano de mono que había recibido como condecoración por una meritoria campaña en el Palatinado. (Extracto de las Cronicas de Odon II, Editorial La Cometa)

Odon II, hoy recordado como el más guerrero de los monarcas prusianos, siempre intentó dirigir los designios de su pueblo con la mayor dignidad posible. Por eso, cuando en las calles de París y Londres se comenzó a vociferar que en Prusia, perros ataviados con tutú abarrotaban el Staatsballett de Berlin , que eran monos con brillantes mocasines los que discutían en el parlamento y que cien lemuridos laureados eran la flor y nata de la fuerza armada; no tuvo más remedio que tomar cartas en el asunto e iniciar la que sería conocida como “Der Krieg der durch Bodenssatz des Affen beschmutzten Ehre” (Guerra del Honor manchado por heces de mono)

Los rumores y las habladurías se habían originado cuando las celosas autoridades inglesas y francesas intentaron desprestigiar el revolucionario plan que meses antes había iniciado la administración prusiana. El que hoy conocemos como “proyecto caniche” y que fue pionero en el uso científico de animales (ver “La era dorada de los monos espaciales”) se basaba en la búsqueda de la optimización de las características innatas del animal para su aprovechamiento humano. Las palabras del jefe de este proyecto, el Profesor Von Choto (1607-1615), resultan muy esclarecedoras: “El hombre siempre ha vivido en comunión con el animal; se traslada con el caballo, se come al cochino y se acuesta con la oveja. La evolución que alcanzará el hombre se halla exponencialmente unida a la cantidad de especies de las que puede conseguir provecho (…) en el siglo XX, los monos limpiaran nuestras aceras, los perros regarán nuestros campos y los ratones manejaran complicadas armas de fuego”.

Miles de pequeños cochinos, gatos, perretes, cabras y un sinfín de especies fueron internadas y adiestradas durante años en las enormes instalaciones que se habían construidos al uso, para ello, se requirió una inversión sin precedentes en la época. Pasados cinco años, y cuando el programa parecía ser un éxito total, un caniche que formaba parte de un grupo que era adiestrado para diseñar divertidas montañas rusas, se reveló frente a su mentor humano y le arranco el rostro: El pabellón enteró se sumo a la rebelión y horas después, catorce millones de animales adiestrados tomaban la ciudad- granja causando una violenta masacre como jamás ha sufrido el hombre. Horas después ,mediante sus interlocutores (periquitos) los sublevados hicieron saber al gobierno prusiano que su objetivo era tomar Berlín y posteriormente, iniciar la revolución animal.

Tras una dura campaña (de la que se darán detalles en otra entrega) que se prolongó durante siete meses, el gran ejercito prusiano consiguió doblegar a la frustrada revolución; no hubo prisioneros, nunca llegaron a ser mascotas, alimento en los estómagos prusianos, calientes abrigos o fetichistas fustas y pantalones de cuero, todos los animales fueron completamente aniquilados y el proyecto completamente archivado.

2 comentarios:

Arcadio Pantanni dijo...

Fue una pena que el proyecto caliche sliera mal. El armamento prusiano hubiera tenido grandes ventajas con la infanteria animal. Si no hubiera sido por ese maldito caniche...

El Etrusco dijo...

No nos olvidemos que este hecho inspiro un buen numero de interesantes peliculas de serie B, como "Lamiendo las bayonetas" o "Fauna letal: el advenimiento de Lord Canne" y canciones de la epoca, como "El demonio tiene pulgares no prensiles".