miércoles, 2 de abril de 2008

la tragedia de un fumador que se pierdió en una isla con dos cigarrillos parlantes. Capitulo I

Pete era un tipo que solía fumar algo mas de un paquete de tabaco al día. Al despertar de la modorra provocada por el golpe que se dió cuando se estrelló el avión, despues de andar un rato tambaleandose mientras recobraba el sentido, no imaginó encontrarse con aquel panorama. Esa misma tarde los dos cigarrillos parlantes y él, únicos supervivientes al accidente, se habían hecho grandes amigos, entre charlas se habían comentado largos capitulos de su vida mientras aguardaban la ilusión de ser rescadados en breve, una bengala y algo de suerte harían todo el trabajo. Al llegar la noche las ilusiones se habían disipado y llegó el momento de la supervivencia, recogieron unos cocos, montaron un campamento con bastante bajo caliche y se hecharon a dormir frente a una fogata. Quizás fué una de las costumbres de Pete la que le jodió el sueño, no se había fumado su cigarrillo de antes de dormir y eso le dejó en vela. La ausencia de tabaco sin vida guió su deseo a los presentes que dormían con tranquilidad junto a un fuego que en un simple movimiento podía guiarlos a una calada mortifera que terminaría consumiendolos de principio a chusta. Que deliciosos estarian esos pobres cigarrillos, inocentes duermen sin pensar que unos pulmones les observan deseosos de ser envenenados por su humo. Pero no, se habían convertido en sus amigos, Pete no podia hacerles eso. ¿una sola calada y apagarlo? Se sintió mal cuando ese pensamiento paso por su cabeza. El mono no podia hacerle perder los nervios, se dió la vuelta y se durmió como pudo.
Pero cuando peor lo iva a pasa sería en el momento en que se despertase. Ah! el primer cigarrillo del día. Los pitillos parlantes, que se llamaban Cigarretten y Pitillesco, ambos de la familia Chesterfield; se habían levantado temprano para recojer leña y habían empezado a hacer un buen fuego en la playa de la isla. Pete los observó y viendo como las llamas se acercaba mas al objeto de su deseo, no pudo resistir la ansiedad y soltó un grito que aterro a los cigarrillos ...

CONTINUARÁ

2 comentarios:

El Etrusco dijo...

Absolutamente tragico, pero comprensible. Arcadio tiene la pluma afilada y la barba en forma.

Un tio cabal dijo...

La imagen de dos entrañables cigarrillos haciendo una hoguera provoque que de mis ojos brotaran lagrima. Ansioso espero la continuación, mientras, escribire algo poco elegante y pueril. Puro estilo Prusia.